“LA DISCAPACIDAD ES MI MOTOR PARA SEGUIR MONTANDO EN BICICLETA”

Nacido en Olaberria en 1974, Guillermo Prieto podía haber sido una historia más de esas que pueblan el ciclismo en Euskadi. Un ciclista que se queda en categoría élite, a las puertas del profesionalismo, pero que tiene que reenfocar su carrera y ganarse la vida de otra manera.

 

Sin embargo, todo se truncó en 2009, cuando un accidente laboral le hizo perder parte de su pierna izquierda. Lejos de abandonar su amor por la bicicleta, se enfundó su prótesis y decidió seguir compitiendo. En pruebas de mountainbike de larga distancia, nada menos.

 

Prueba de esa pasión es su experiencia en la Murcia Non Stop Madrid – Murcia by MRW. Una prueba por etapas de más de 650 kilómetros, a la que se puede acudir en equipos o, como lo hace Guillermo, en solitario.

 

Pero la diferencia es que Guillermo no solo ha terminado la prueba dos veces, ha sido el más rápido en llegar a la meta en las dos ediciones de la prueba.

 

¿Cuál es tu relación con las pruebas Non Stop?

Yo hice cuatro veces la Non Stop Madrid – Lisboa en solitario. Conseguí llegar las cuatro veces a Lisboa. En la de 2019 no pude ir por una lesión en el fémur, si no, habría hecho cinco.

 

De la Murcia Non Stop Madrid – Murcia he hecho las dos ediciones en solitario y he sido el más rápidos en las dos.

 

¿Y cómo gestionas estas pruebas tú solo? Tantos kilómetros tirando…

Lo voy viendo sobre la marcha: cuándo paro, cuándo sigo… Pero la clave, sobre todo, es que entreno mucho. Me gustan las modalidades de larga distancia y entreno para ello.

 

A veces viene algún amigo de mi grupeta y no se hace tan duro. Vas en compañía, te vas relevando y se hace todo más llevadero.¿Acudes a estas pruebas con la intención de llegar el primero o te conformas con acabar?

El objetivo que me marco es llegar. Con la lesión que tengo, llegar es un premio ya. Luego, si te vas encontrando bien y tienes opción de llegar el primero, pues ya intentas apretar. Pero el objetivo siempre es llegar y, sobre todo, pasármelo bien. Es de lo que va esto.

 

¿Qué es lo que más disfrutas de una carrera como la Murcia Non Stop Madrid – Murcia?

Cuando llegas a los pueblos y te reciben, te animan, te preguntan… eso es lo más bonito de este formato. En mi caso, la gente ve que voy solo, ve mi pierna y se interesan mucho por mi situación.

 

Es muy especial cuando vas parando en poblaciones pequeñas y te preguntan si quieres algo, te aplauden. Es muy emotivo y la verdad es que es un formato que engancha.

 

¿Y qué es eso que te engancha para seguir viniendo todos los años?

El compañerismo. A este tipo de pruebas la mayoría vamos con el objetivo de terminarla. Yo compito todo el año, en todo tipo de pruebas, y las hay con un afán competitivo en las que no disfrutas tanto como aquí.

 

La esencia de la Non Stop es llegar y el compañerismo. Tienes una avería y te ayudan, ves a alguien con problemas y le preguntas, alguien se cae y paras. Eso es lo más bonito.

Cuando la gente ve tu prótesis, ve cómo ruedas, ve tu implicación. ¿Cómo reacciona?

La gente se queda muy impactada. Alguna vez me han dicho: “Eres un espejo en el que mirarme. Nosotros nos quejamos por hacer una etapa y eso que vamos con las dos piernas. Tú vas solo y con la prótesis”. Eso me da mucho ánimo y mucha satisfacción.

 

En ese sentido. ¿Te ves como un ejemplo?

Creo que en muchos casos sirvo de ejemplo. Además, en mi equipo, en el Zuzenak-Ampo-Olaberria, siempre que vamos a una prueba de este tipo lo hacemos con un reto solidario de fondo. Este año colaboramos con una asociación que trabaja con personas con síndrome de Down.

 

Entre los temas solidarios y mi discapacidad, la gente me apoya, me anima y hasta me ayuda muchas veces. Incluso alguno, cuando llega a meta, se espera para vernos llegar. Eso es lo que más nos llena.

 

¿Tu discapacidad ha sido más una limitación o una motivación para seguir compitiendo?

Ambas cosas. Obviamente, es una discapacidad. Hay veces que la prótesis me hace heridas o que, en una prueba como la Non Stop, con el polvo y la arena de los caminos, sufro un poco.

 

Pero para mí la discapacidad ha sido también una especia de acicate. Me pasó lo que me pasó, pero no se ha acabado el mundo. La discapacidad es mi motor para seguir montando en bicicleta. Me anima a seguir haciéndolo