Córcega, un destino ideal para los amantes del ciclismo

Tanto si eres un experto o te estás iniciando en el ciclismo, Córcega es un destino ideal para practicar tu pasión y recorrer la GT20 (“la Grande Traversée”). Se trata de una nueva ruta cicloturista que permite disfrutar y ver los impresionantes paisajes de esta isla que tiene mil caras, todas ellas deslumbrantes. 

Esta ruta, de 600 kilómetros con 9.500 metros de desnivel entre Bastia y Bonifacio, es una pasarela perfecta para ver los fascinantes contrastes de mar y montaña que tiene Córcega, atravesar los auténticos pueblos del interior, descubrir el patrimonio cultural y hacer una degustación de los productos locales como son el vino, la miel, el “brocciu” (queso de leche de cabra y oveja) y el aceite de oliva, entre otros. 

La GT20 es una ruta accesible para todo el mundo, con cualquier tipo de bicicleta, y aunque esté pensada para hacerse en doce etapas, los ciclistas más ambiciosos la pueden hacer en menos días. Es una ruta abierta, cada uno la puede adaptar a sus gustos y necesidades. Es por este mismo motivo que los bikers Pol Tarrés, Mireia Simó y Suzie Marachet, la hicieron en cinco etapas desde Bastia porque querían un reto duro y ésta no les defraudó en ningún momento. En este vídeo  se puede ver un resumen de la ruta que han realizado.
Una ruta adaptada para todos

A medida que iban pasando las etapas, al ciclista de Cabrils (Barcelona) y a su equipo les iba cambiando la percepción de la isla, sobre todo porque antes de ir pensaban que solo había playas de arena blanca, agua azul turquesa y transparente. Y para nada fue así. Durante la primera parte del GT20, en Cap Corse, rodaron por la costa con carreteras a tocar del mar, atravesando pueblos de pescadores y aldeas en acantilados. 

A continuación, pasaron por el mirador del Molino Mattei, donde pudieron apreciar el lado oeste del Cap Corse. A partir de allí siguieron viendo el mar, pero desde la altura de los acantilados hasta el pueblo de Saint-Florent, para acabar de dar la vuelta al Cap Corse y adentrarse en el interior de la Balagne, una zona en la que puedes disfrutar de pequeños pueblos con mucha historia y llenos de artesanos que la carretera va cruzando. 

En la última parte de esta zona, antes de llegar a Porto y Piana, Tarrés explica cómo la GT20 discurre por una carretera que va subiendo y bajando disfrutando de las vistas del Golfo de Porto, y dejándose ver entre curva y curva el Capo Rosso y las “Calanches de Piana”, patrimonio mundial de la Unesco.

A partir de este punto, la GT20 se adentra en la isla y ya solo podían ver el mar en algunos puntos, pero a lo lejos. El tercer día se enfrentaron al puerto más largo y duro de todo el recorrido, el Puerto de Vergio. No en vano consta de 32 km y 1.450 metros de desnivel positivo, pasando por zonas que les recordaron a paisajes de Avatar, para llegar a la parte final, donde el otoño se imponía tiñendo el paisaje de amarillos, naranjas y marrones. Desde allí, descendieron hasta la región de Niolo por una carretera rápida y divertida, para acabar en un desfiladero de rocas graníticas con tonos ocres que les recordó mucho a Marruecos.

En la penúltima etapa estuvieron rodeados de montañas, atravesaron el Parque Natural Regional de Córcega, el bosque de Marmanu, y pasaron por pueblos de interior como Corte, capital histórica y cultural de Córcega, Zicavo o Zonza.

El último día de la GT20, los tres ciclistas se dispusieron a hacer el puerto de Col de Bacino, para descender hasta Sotta y finalizar la ruta en Bonifacio: un bonito pueblo colgado en unos acantilados blancos, conservando la atmósfera medieval de cuando se fundó. Sin duda un lugar imprescindible para visitar y un punto inmejorable para acabar el trayecto.



La ruta GT20, la travesía preferida de los ciclistas

Durante los días que estuvieron en la isla, se cruzaron con “bikepackers”, ciclistas con bicicletas eléctricas, de carretera, de montaña, e incluso, con bicis de paseo, todos siguiendo la GT20. Dicha ruta, discurre en gran parte, por carreteras secundarias para poder disfrutar no tan solo del ciclismo tranquilo y seguro, sino también de los paisajes, sin perder ningún confort: alojamientos para dormir, restaurantes para comer, y museos y patrimonio histórico para visitar, lo cual es genial para hacer unos días de turismo a través de la bicicleta sin perderse todo lo que la isla ofrece al visitante.

Además, todo el recorrido está marcado con unas señales en todas las intersecciones con las que es muy fácil ir siguiendo la ruta sin perderse en ningún punto, así que no hace falta ni el GPS y es muy práctico en ese sentido.

Un clima adecuado durante todo el año

Por último, una de las cosas que Tarrés y su equipo más apreciaron fue el tiempo. Córcega es un destino que se puede disfrutar durante todo el año y, para los ciclistas, las estaciones de primavera y otoño son geniales. Durante las primeras y las últimas horas del día suele refrescar un poco y luego, con la salida del sol, las temperaturas se suelen mantener entre los 20 y 26º, perfectas para practicar deporte. Además, en esta época del año, el ciclista puede disfrutar de la isla con menos turistas y menos coches. 

Para más información sobre la ruta:
Fotos:@apperstudio






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