Más de un centenar de ciclistas ‘amanecen’ en el Veleta.
Un total de 130 ciclistas ‘amanecieron’ hoy en la cumbre del pico Veleta tras recorrer los 50 kilómetros que separan la emblemática cumbre de Sierra Nevada de la ciudad de Granada, de donde partieron a las 23.00 horas como integrantes de la III Subida Nocturna MTB Granada-Veleta.
En esta edición, todos los ciclistas inscritos lograron llegar a los 3.398 metros de altitud de la icónica cumbre, favorecidos por las buenas condiciones meteorológicas de la madrugada, especialmente la ausencia de viento que en años anteriores condicionó esta marcha no competitiva.
El primer participante de la subida en alcanzar el Veleta, Francisco Carmona, de Arjonilla (Jaén), alcanzó el punto final del recorrido a las 6:45 horas de hoy.
La subida nocturna al Veleta, una de las pruebas no competitivas más espectaculares del calendario deportivo de Sierra Nevada en verano, arrancó a las once de la noche del viernes en el polideportivo Núñez Blanca del barrio del Zaidín y, tras abandonar la ciudad, afrontó la primera gran dificultad del recorrido: el Camino de los Neveros, donde la vista de la ciudad de Granada iluminada resultó espectacular.
En esa primera parte del recorrido, las altas temperaturas –por cinema de los 30 grados-, obligaron a la organización (club ciclista GranaBike) a reforzar el agua en los avituallamientos.
A partir de ahí, los ciclistas de montaña se adentraron en parajes de especial valor natural, como Diéchar y la Dehesa de San Jerónimo”, antes de superar la cota 2000 para dirigirse a la Hoya de la Mora (2.500 metros) donde los participantes tuvieron que abrigarse por las bajas de temperaturas que se registran en Sierra Nevada al amanecer.
Los últimos kilómetros de la subida, hasta la cumbre, discurren con las primeras luces del alba para coronar el Veleta antes de los primeros rayos del sol.
Según el director técnico de GranaBike, Ramón Serrano, la Nocturna Veleta “es un evento único en el mundo, por ser una prueba que se desarrolla en su totalidad de noche, por el desnivel que se supera, más de 3.500 metros acumulado, por la dureza y exigencia que supone tanto ese desnivel, como la distancia -50 kilómetros-, la altitud y las condiciones meteorológicas, que se unen al cansancio que supone no dormir”.