He descubierto una nueva amiga, una aliada que me hace volar, me encanta sentir el aire en mi cara junto con la velocidad que gracias a mi fuerza vital ella me proporciona. El primer día que me acompañó después de tantos años fue algo sorprendente, pues descubrió en mi la energía, resistencia y ganas de seguir descubriendo junto a ella, parajes que nunca había visitado. En una ciudad que nunca muere, me enseñó nuevas formas de recorrer la capital y al mismo tiempo escapar de ella (de este mundanal ruido que nos rodea) y así sentir la vida de forma saludable que me reconforta y me hace sentir viva y bien.

Al principio las cuestas fueron duras, pero poco a poco me voy superando un poco más, los tropezones como en la vida me ayudan a levantarme y seguir el camino, a saber controlar dentro de mis fuerzas sus posibilidades y juntas sortear obstáculos y seguir avanzando. Seguro que alguno de vosotros ya sabe de quien estoy hablando, pues siente a su bici de forma especial.

Tengo que decir que a pesar de llevar poco tiempo aficionada a este deporte, me ha proporcionado muchas alegrías, superación personal de mis fuerzas, subidas de adrenalina, satisfacción personal, etc. Por no hablar de las risas entre gente nueva que he conocido con la misma afición. Debo de agradecer y dar las gracias a mi bici y a las personas que a veces me han acompañado en estos comienzos y que cada día me enseñan algo nuevo.

Al principio las subidas son duras y parece que te faltan las fuerzas, pero todo ese tesón y fuerza que a veces ya no sabes de donde salen, te reconforta al final y te hacen sentir que estas viva, pero no solo son subidas también están las bajadas, donde dependiendo del grado de dificultad descubres tus habilidades a la vez que vas adquiriendo muchas más, aquí juega un papel muy importante nuestra amiga, como nos sentimos con ella, la confianza y la habilidad que se va adquiriendo sobre ella. También un buen equipamiento de nuestra amiga ayuda no lo vamos a negar, pero lo mas importante es saber dominarlo con nuestra destreza.

En los terrenos más llanos, nuestra compañera nos deja tiempo para la meditación personal, un encuentro con nuestros pensamientos, con nosotros mismos, una reflexión a la vida, al menos así lo veo yo. Siempre es un viaje nuevo, cada salida es una experiencia, cada momento un aprendizaje.

Por último y para acabar quiero comentar que este apenas había sido uno de los deportes que había practicado a lo largo de mi vida, y que empecé hace poco, al principio de forma más esporádica y poco a poco me ha ido enganchando por todos los beneficios que me proporciona a nivel personal. Por esto quiero animar desde aquí a todas las personas sobre todo a mujeres que son minoría en este deporte, que se abran a una nueva experiencia y que abran su corazón a una nueva amiga “LA BICI”.

Felicity

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